El propósito de mejorar nuestra alimentación es uno de los objetivos recurrentes que solemos marcarnos a principio, mediado y final de año…Estamos rodeados de muchas dietas y consejos de alimentación, por lo que, en nuestros días, lo importante es saber cuáles pueden perjudicarnos y cuáles no.
Según el ranking que elabora el U.S News & World Report la que acumula una mejor puntuación es la dieta mediterránea, seguida de la dieta Dash y la Flexitariana.
Este informe, que se publica desde hace diez años, puntúa 35 dietas distintas a través de la opinión de un panel de expertos en salud. Lo que más valoran estos profesionales es que la dieta en cuestión sea fácil de seguir, nutritiva, segura, efectiva para perder peso y protectora contra la diabetes y las enfermedades del corazón.
De ahí que la número uno sea nuestra dieta mediterránea, que cumple con todos los objetivos destacados.
Dieta mediterránea
Según esta revista la dieta mediterránea obtendría una puntuación de 4,2 sobre 5, quedando la primera de la clasificación, ya que se trata de un tipo de alimentación saludable, basada en un tipo de cocina sencillo, lo que hace que no presente dificultades en el día a día.
Las comidas del soleado Mediterráneo han estado vinculadas con huesos más fuertes, un corazón más saludable, un menor riesgo de demencia y cáncer de mama y una vida más larga, junto con un menor riesgo de diabetes y presión arterial alta.
La dieta se enfoca en comer menos carne roja, azúcar y grasas saturadas y más pescado y aceite de oliva ricos en Omega-3. El vino tinto se puede disfrutar con moderación. Comer en familia y socializar con amigos durante las comidas es parte de la receta. Y por supuesto, cocinar juntos.
La pirámide nutricional de esta dieta se basa en el consumo de frutas, verduras, granos integrales, nueces, legumbres, aceite de oliva y hierbas y especias; pescado y marisco al menos un par de veces a la semana; y aves de corral, huevos, queso y yogur con moderación. Limita el consumo de dulces y carnes rojas para ocasiones especiales y se combina con actividad física diaria.
Aunque sabemos que nuestra dieta es sinónimo de calidad de vida, los cambios en los horarios, las prisas y el sedentarismo están haciendo que desaparezca de muchos hogares, lo cual está repercutiendo negativamente en nuestra salud y en nuestro físico. Hay muchas opciones fáciles que nos pueden sacar de un apuro en día de mucho estrés, sin salirnos de la dieta, como las cremas preparadas. Según Hida, si los alimentos que se usan son de temporada y no se le añaden aditivos estas cremas pueden resultar tan saludables como las preparadas en casa.
Dieta Dash
La dieta DASH a menudo se recomienda para bajar la presión arterial. Es la segunda de la clasificación con un 4,1 sobre 5. Su premisa es simple: come más verduras, frutas y productos lácteos bajos en grasa mientras reduces el consumo de cualquier alimento con alto contenido de grasas saturadas (como las carnes grasas, los productos lácteos grasos y los aceites tropicales, así como las bebidas y dulces azucarados) y limitas tu consumo de sal.
Se basa en una alimentación equilibrada y puede seguirse a largo plazo, ya que no nos obliga a hacer cambios drásticos en nuestro estilo de vida, una de las razones clave por la que los expertos en nutrición la clasifican como una de las mejores del mundo.
Estos cambios se pueden ir introduciendo progresivamente incorporando a nuestra dieta una porción de vegetales y frutas en cada comida, haciendo dos comidas o más sin carne a lo largo de una semana, usando hierbas y especias para sazonar la comida sin necesidad de usar tanta sal, comer almendras o nueces a modo de tentempié en vez de aperitivos poco saludables, cambiando la harina de trigo por harina de trigo integral siempre que sea posible. A estos cambios en la cocina se añade el dar un pequeño paseo de mínimo 15 minutos después de comidas y cenas.
Dieta flexitariana
La dieta flexitariana comparte el segundo puesto con la dieta DASH por su énfasis en el consumo de granos enteros, frutas, verduras y proteínas de origen vegetal. Se trata de una dieta vegetariana en la que se permite el consumo ocasional de carne y pescado, de ahí que se le añada “flexible”.
Con este tipo de dieta está comprobado que podremos perder peso, gozar de mejor salud, disminuir el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, diabetes y cáncer y aumentar nuestra esperanza de vida.
Tendencias que dejarán de estar de moda
A nivel nutricional, el año pasado fue llamativo en algunas cuestiones que se han viralizado gracias al uso de las redes sociales. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha comprobado que cualquier tendencia no vale para todo el mundo, y en algunos casos, lo que se precisa es la individualización dietética que solo puede venir dada por un médico o nutricionista.
Dieta cetogénica
Sí, la dieta cetogénica ha demostrado otorgar múltiples beneficios para la salud humana. Desde alargar la vida, hasta mejorar los síntomas de la epilepsia, sin olvidar la ansiada pérdida de peso buscada por muchos. Sin embargo, no es para todo el mundo: está totalmente contraindicada durante el embarazo y en individuos con algún tipo de enfermedad renal o hepática. Además, a pesar de ser saludable es demasiado restrictiva, por lo que es común encontrarnos con personas que, al hacerla sin supervisión profesional, presentan déficits nutricionales. A largo plazo, a pesar de su potencial saciante, la dieta cetogénica no está hecha para ser un método continuo y para siempre.
La proteína vegetal
Las proteínas vegetales están viviendo su mayor auge en años, equiparándose en algunos ámbitos a las proteínas animales. Es ha hecho que los fabricantes de proteínas vegetales, con tal de aumentar su facturación, se centraran en conseguir que las proteínas vegetales procesadas imitaran el sabor de la carne, y para ello enriquecen sus productos con un exceso de azúcar, grasa y sodio.
Sí bien es cierto que las recomendaciones actuales implican reducir el consumo de carne a cambio de enriquecer la dieta con proteínas vegetales, no todo vale: es importante intentar basar la dieta en proteínas vegetales frescas y de calidad. La variedad es la clave de cualquier dieta.
La dieta sin gluten
Si no se tiene celiaquía, pero sí problemas intestinales lo recomendable es seguir investigando dónde está el problema. El hecho de que muchos fabricantes hayan añadido a sus productos la etiqueta que los identifica como “sin gluten”, nos hace pensar que muchas personas identifican este tipo de dieta como más saludable, de ahí que los añadan para vender más. Pero nada más lejos de la realidad.