Siempre me he dado cuenta de que la sociedad, en general, es muy hipócrita, pero cuando hay alto que me estalla en la cara no puedo callarme y al final, por culpa de mi forma de ser, puedo tener algún que otro problema.
Esa hipocresía la he notado en muchísimos ámbitos de la vida. Desde la persona que asegura que no es homófoba porque tiene muchos “amigos gays y amigas lesbianas” hasta la que asegura no tener ningún problema con las personas que son de una raza diferente a la suya pero luego los oyes hablar pestes de personas que son de una religión diferente a la que ellos practican. Pero esta vez, la hipocresía vino de parte de mi tía, una tía además a la que tengo mucho cariño y probablemente por eso no pude callarme.
Mi prima, que ahora tiene 26 años, siempre ha estado acomplejada con algunos aspectos estéticos porque tiene una nariz extremadamente grande con respecto al resto de su rostro y porque, desde bien pequeña, ha tenido siempre ojeras muy marcadas. Este año, tras ahorrar durante mucho tiempo, nos ha comentado que se va a someter a dos operaciones para solucionar estos problemas. Por un lado, se va a someter a una blefaroplastia en Estética Ocular, una clínica de aquí de Las Palmas. Se trata de una operación sencilla que ayuda a rejuvenecer la mirada sin cambios drásticos y elimina esas bolsas que ella tiene, ya tan joven, por culpa de esas malditas ojeras. Y por otro se someterá a una rinoplastia de mano de uno de los cirujanos más afamados de las islas, quien ha tratado a muchísimas famosas.
Cuando me enteré, me alegré muchísimo por ella porque, si bien me da un poco de miedo todo el tema de la anestesia y el hecho en sí de que tenga que entrar a quirófano, sé que esos dos problemas la han tenido acomplejada por mucho tiempo y puede que ahora, con estos cambios, se pueda quitar ese lastre de encima y eso es muy positivo para ella. Sin embargo, mi tía, hermana de su madre y de la mía, la criticó este fin de semana cuando vino a comer a mi casa todo lo que pudo y más, a pesar de que ella no estaba delante para defenderse.
Si hubiera hablado del miedo que le da que su sobrina se someta a una operación me habría callado, incluso me habría callado si la crítica hubiera sido menos avasalladora, pero es que estuvo hablando mal de su idea durante al menos media hora hasta que yo salté y empezamos a discutir y con comentarios bastante hirientes. No me pude aguantar y la llamé hipócrita directamente, por no decirle nada más vulgar.
Yo soy de Logroño, y hace algunos años ya que empecé a acudir a Versátil, un centro de estética especialista ene l cuidado facial para que me ayudara a disimular las manchas que a veces me salen en el rostro. Cuando mi tía observó los resultados en mí y lo mucho que estaba reduciendo mis manchas se interesó enseguida por la clínica y el tratamiento y sé, de buena tinta, que ha acudido en más de una ocasión. Con respecto a la clínica no tengo quejas, ni nada malo que decir, pero ¿cómo puede ella acudir a una clínica para mejorar su imagen y luego meterse con su sobrina porque quiere hacer lo mismo? ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué ella no tiene que pasar por quirófano y mi prima sí? Pues yo me alegro por mi tía, me alegro de que no necesite un tratamiento quirúrgico y me da pena que mi prima sí lo necesite pero en ¿qué necesidad hay de meterse con alguna de ellas?
Cremas sí, pero cirugía no
Hay personas a las que le parece genial que la sociedad use cremas, se depile, use láseres para disimular manchas en la piel, se blanquee los dientes o se injerte cabello en el cuero cabelludo porque está perdiendo pelo pero luego, les dices que te vas a poner o quitar pecho, que vas a hacerte una liposucción o una rinoplastia o que te vas a someter a una operación para reducir tu volumen de grasa en el abdomen y ponen el grito en el cielo ¿pero de qué van? La única diferencia es que un tratamiento es más peligroso que el otro pero la base es la misma: mejorar nuestro aspecto físico, y no me parece normal que alguien que se cuida tanto como mi tía, que se pone mil cremas faciales, que siempre está a dieta y cuida tanto su aspecto critique a alguien porque piensa que someterse a una operación de estética denota lo superficial que es al arriesgar su salud para verse mejor.