Hay algo que siempre he querido hacer pero que nunca he visto el momento: el Camino de Santiago. Siempre me acabo echando atrás por economía o por falta de forma física. La verdad es que me da un poco de miedo no estar a la altura para poder caminar tantos kilómetros diarios pero me encantaría poder hacerlo algún día y mejor antes que tarde porque cuanto más mayor me haga más difícil me resultará, imagino.
El caso es que mi novio y unos amigos suyos con sus parejas, quieren organizarlo todo para hacer una de las etapas este octubre. La fecha me han dicho que es buena porque en pleno agosto el calor es insoportable y en octubre la temperatura mejora bastante así que están intentando convencerme para que me una al grupo. Uno de los miedos que tengo es la comida, porque claro… nunca sabes dónde vas a parar a comer y me han dicho que por muy organizado que lo tengas todo es complicadísimo ser tan previsor, pero el mejor amigo de mi novio, Paco, ha encontrado la empresa cateringcaminodesantiago.com que organiza los desayunos, comidas y cenas en función de tu viaje y ya se preocupan ellos de llevar esas comidas hasta donde estés tú.
Yo en el fondo me alegro de que solucionen todos estos problemas, o todos mis miedos, pero lo que estoy viendo es que se me acaban las excusas y a pesar de la ilusión que me hace me sigue dando pavor meterme en algo así.
ENTRENAMIENTO
Quieren empezar a entrenar el mes que viene, con el buen tiempo, en marzo, y salir todos los domingos a hacer rutas por la provincia. Más adelante, por junio, quieren salir a caminar día sí y día no, y en septiembre pretenden entrenarse a fondo todos juntos y yo no sé qué hacer. Me puede el miedo, a pesar de las ganas que pueda llegar a tener.
Soy una persona con los pies muy sensibles, y no lo digo por quejica, en serio. Por ejemplo, un quejica es aquel que por una rozadura de nada se queja y se queja como si lo estuvieran matando, mi caso es diferente, a mí me sale la rozadura enseguida con cualquier cosa y en pocos minutos el dolor se hace insoportable hasta el punto de que la herida empieza a sangrar. Debo tener la piel de los pies de papel de fumar porque la verdad es que no entiendo muy bien por qué me pasa eso, y he probado de todo. Incluso una vez me recomendaron que me embadurnara los pies con VIck Vaporut y lo hice, pero además de un olor a mentol de tres pares de narices no conseguí nada más. Me rocé igual.
Por eso, la idea de ponerme a dar grandes caminatas como entrenamiento y luego de andas 20 o 25 kilómetros diarios como poco para ir de un pueblo a otro hasta recorrer toda una etapa y pisas Santiago de Compostela me da mucho respeto…. Y pavor, para que vamos a negarlo.
No sé qué haré pero he de reconocer que están organizándolo todo muy bien, mejor de lo que lo haría yo, y no sé qué más excusas poner.