Cuando cambiamos de vivienda, bien sea a una de alquiler o a una en propiedad, lo último que queremos es tener problemas. Ya es bastante tediosa la mudanza como para tener encima otra clase de dificultades provenientes del nuevo piso o incluso de un papeleo mal hecho por parte de la inmobiliaria o del agente en cuestión.
Mi trabajo como representante en una empresa alicantina me obliga a viajar muchísimo por toda la provincia. Hay meses en los que paso más tiempo fuera de mi residencia habitual que dentro debido a las distancias que he de recorrer y eso me ha llevado a tener que ir alquilando viviendas en diferentes municipios e ir mudándome de unas a otras con demasiada asiduidad.
Al principio prefería ir y venir a diario para poder estar en casa pero el gasto en gasolina era descomunal algunos meses y no podía seguir ese ritmo. Obviamente no es lo mismo tener que ir y venir todos los días desde una localidad a 20 kilómetros que tener que hacerlo desde una localidad que se encuentra a 120. En el primer caso tanto el gasto de gasolina como el de tiempo merecen la pena, pero en el segundo la situación cambia drásticamente, por eso contacté con Azul Hogar, una agencia inmobiliaria que trabaja en Alicante y que cuenta con una red de pisos en alquiler impresionante. Lo que hago es contactar con ellos cuando he de cambiar mi ubicación de trabajo y ellos, como ya conocen mis preferencias y mi presupuesto, me buscan la mejor opción.
Más tiempo fuera que dentro
En 2016 pasé tres meses en Pilar de la Horadada, dos en Villena, dos más en Pego y cuatro en Alcoy. Los otros dos restantes hasta cumplir los 12 que tiene el año pude pasarlos en mi casa…. Dos meses de doce… increíble ¿verdad? Por eso estoy tan acostumbrada a las mudanzas y, a pesar de ello, hay ciertas cosas por las que no paso. Por ejemplo, no estoy dispuesta a hacer el trabajo sucio, bastante tiempo pierdo ya como para tener que embalar y desembalar todo, yo siempre contrato los servicios de profesionales para ello, y tampoco tolero los desperfectos en la nueva vivienda. Aunque obviamente esto último tiene matices: no es lo mismo llegar a una casa unifamiliar chulísima ala que se le ha roto la tapa del inodoro que llegar a una vivienda donde no funciona ni el agua corriente.
Yo he pasado por ambas situaciones. En la vivienda unifamiliar no hubo problema, busqué un recambio que se adaptara al inodoro, concretamente esta tapa de wc, y en 24 horas pude instalarla yo misma. En la casa donde no iba el agua corriente no me quedé más de dos horas, llamé a la inmobiliaria que no tenía ni idea de la situación y me buscaron un piso de alquiler diferente en menos que canta un gallo.
Lo que no podemos permitir es que en algo tan estresante como es una mudanza hayan además problemas externos que nos dificulten la tarea porque, en mi caso, si tuviera que estar lidiando con este tipo de problemas cada vez que he de mudarme de una vivienda a otra, acabaría por abandonar mi trabajo o por ser una especie de zombie estresada que no viviera más allá de su vida laboral y eso no se lo deseo ni a mi peor enemigo.