Una cosa debería estar clara en la sociedad en la que nos movemos en la actualidad: los tiempos han cambiado y, aunque presumimos de formar parte de lo que se conoce como el Estado del Bienestar, lo cierto es que existen más personas con dependencia que casi en ningún otro momento de la Historia, al menos en lo que a este país respecta. Hay más personas que necesitan ayuda y las diferentes entidades que están presentes en nuestros pueblos y ciudades tienen que estar orientadas, cada vez en una mayor medida, en contribuir a hacer más llevadera esa dependencia.
¿Por qué existe una mayor dependencia ahora que en cualquier otro momento? Hay dos motivos, y el primero de ellos no es específicamente negativo. Se trata de que la esperanza de vida ha aumentado en España como consecuencia de la mejora en la calidad de vida. La gente vive más tiempo y, por tanto, pasa una mayor cantidad de años desde que empezamos a sufrir los achaques de la edad hasta que morimos. El segundo motivo es que sigue habiendo, como ha sucedido a lo largo de todos los siglos, personas discapacitadas que necesitan tener a alguien siempre pendiente de ellas. La diferencia es que ahora se les trata como a personas y antes no.
Una noticia publicada en la página web Cinco Días, del diario El País, mostraba una especie de radiografía de la dependencia en España. Hay casi 1’4 millones de personas en el interior de nuestras fronteras que son dependientes de manera oficial, y hay unas 160.000 personas cuyo caso se está valorando. Teniendo en cuenta que España no es un país excesivamente poblado (tenemos unos 47 millones de personas), la verdad es que los datos llaman la atención de una manera bastante poderosa. Y deben ser tenidos en cuenta.
Hay más personas dependientes que nunca y por tanto la sociedad debe ofrecer todo tipo de soluciones para ellas. Los profesionales de Cuidado en Casa nos han indicado que el sector en el que se desempeñan, cuyo principal objetivo es el de proporcionar servicios a personas dependientes, se ha desarrollado muy rápido en España y que la manera tan rápida en la que se han planteado y desarrollado soluciones para las personas dependientes españolas ya está siendo objeto de estudio en otros países como Alemania o Francia para ser copiada en sus respectivas sociedades.
Al 100% y sin tener en cuenta la edad
Uno de los errores que se suelen cometer en lo que respecta a todo este asunto es que hay muchas personas que suelen relacionar de una manera directa la dependencia y la edad. Hay cierta relación, eso es cierto. De hecho, nosotros hemos relacionado una cosa con la otra al mencionar que la esperanza de vida ha crecido en España en los últimos años. Sin embargo, no toda la dependencia se genera por problemas derivados de la edad. Por desgracia, hay muchas personas que, siendo jóvenes, tienen una discapacidad que les impide ser independientes al 100%.
Precisamente por eso, todos los servicios y ayudas, tanto públicas como privadas, deben tener en cuenta ese conjunto de personas que son dependientes y no son ancianas. Y es que una persona dependiente debe tener acceso al 100% de los servicios y ayudas que se han implementado para su grupo. La verdad es que no es grato tener que depender de otra persona incluso aunque sea durante una corta etapa de nuestra vida. Merece la pena que facilitemos la vida a esta clase de personas. Es de justicia. O eso creemos nosotros, al menos.
Es un verdadero éxito que países tan avanzados en algunas cosas, como lo son Alemania y Francia, estén estudiando el caso español en materia de dependencia. Y es que, aunque muchas veces nos queremos de las cosas que suceden en España (buena parte de esas veces con razón) hay que admitir que España tiene, de vez en cuando, una política social que merece la pena reconocer y de la que podemos presumir sin miedo. Un ejemplo de ello es el tema sobre el que está girando este artículo. Hay que seguir haciendo posible que sigamos presumiendo de él ante el resto de nuestros socios europeos.
Un país que no cuida de las personas que son dependientes es un país incompleto. Es un país en el que, para las instituciones, todas las personas no valen lo mismo. Y eso, como ya hemos dicho antes, no es nada justo. Hay que acabar con cualquier política que vaya destinada a atacar cualquier asunto que esté recogido en la Ley de Dependencia. Todo el mundo tiene su sitio en la sociedad y merece que se le garantice la tan manida igualdad de oportunidades. Lo contrario es sinónimo de faltar a nuestra Constitución.