Soy psicóloga, y llevo años especializada en el amor, o al menos eso digo yo. Ayer leí una noticia que dice que “La terapia de parejas sólo salva a la mitad de los matrimonios” y a mí esto me hace mucha gracia. ¿Y qué ocurre con la mitad que sí salvamos? Yo colaboro con este centro de Terapia de Pareja en Barcelona y os puedo asegurar que son más del 50% los matrimonios o las parejas que ayudamos a salvar pero aunque habláramos sólo de la mitad ya merecería la pena.
Sólo hay una cosa con la que sí estoy de acuerdo con el artículo y es la clara diferencia que hace cuando habla de quienes deberían intentar arreglar las cosas y quiénes no.
- Sí: cuando los problemas son “relacionales”. Es decir, que la pareja necesita desarrollar habilidades comunicacionales, aprender a ponerse en el lugar del otro y entender qué le pasa. También cuando necesitan traducir cuestiones de género (qué le pasa a ella, que a él). Aunque haya peleas, si siguen valorando el vínculo, se puede reconstruir.
- No: cuando la elección es ilusoria (uno quiere que el otro se alguien que no es). Tampoco cuando son personas que encajan potenciándose aspectos negativos: una chica callada y un varón muy protagonista (se potencia la tiranía del apabullante y el sometimiento del callado). Ahí es mejor abrir caminos.
Lo que no podemos hacer los facultativos es pretender mantener unidas a dos personas aun sabiendo que se hacen daño, o que una de las dos está anulando a la otra. Eso sería como si un médico siguiera adelante con una terapia o con un tratamiento sabiendo, de antemano, que ese tratamiento le va a causar daño al paciente. ¿Entendéis lo que quiero decir? En esos casos hablamos abiertamente y ofrecemos nuestro consejo, aunque éste sea que se separen durante un tiempo y luego decidan libremente lo que quieren hacer, y aunque eso traiga una separación definitiva.
Sin embargo, muchas parejas, acuden a mi consulta buscando apoyo para hacerse entender, ayuda para comprender al otro, y eso es muy fácil de hacer cuando ambas partes están dispuestas a poner de su parte todo lo que esté en su mano. El problema viene cuando uno de los dos llega a la consulta sin creer en ella y sin ningunas ganas de trabajar, sólo porque le otro se lo ha pedido, porque en esos casos, sin la voluntad de ayudar, muy poco podemos hacer por ellos.
Pero la realidad es que si ayudamos a salvar el 50% de las parejas que acuden a nosotros en busca de consejo ¿dónde está el titular negativo? ¿Sabéis lo que es en realidad salvar el matrimonio del 50% de las parejas que acuden a terapia de parejas? Es mucho, aunque algunos piensen lo contrario. Son, por ejemplo, de 1000 familias, 500 que permaneces unidas y, a lo mejor, 200 que van a estar mejor separadas por lo que sólo quedan unas 300 parejas (de un total de 1000) que acaban separándose a pesar de haberse amado mucho, por diferencias que actualmente son insalvables o que una de las dos no quiere salvar.
En mi opinión, es un dato realmente positivo pero bueno, supongo que todo el mundo tiene derecho a opinar, ¿no?