Después de más de quince años de noviazgo y tres de vida en común, Samuel y yo decidimos hace unos meses dar por fin el gran paso. ¡Nos casamos! Entonces, quisimos que este bonito momento quedase grabado para siempre, y por ello contratamos los servicios de Lovely Photo, un estudio de fotografía formado por Tamara y José y por fotógrafos de bodas en Zaragoza. ¡El resultado obtenido ha sido espectacular! Hay fotógrafos y fotógrafos… Y ellos son verdaderamente unos auténticos profesionales, sumamente originales y novedosos. El paisaje o entorno es utilizado para que sobresalgan los novios, haciéndole partícipe de su amor y compromiso… Son capaces de captar la magia de un instante como nadie, capaces de captar aquella mirada, aquella sonrisa que hace toda la diferencia. ¡Unos genios! ¡No me canso de mirar ni el álbum ni el CD de la boda que nos entregaron! Un recuerdo de lo más entrañable y emocionante que dentro de unos años podrán ver nuestros hijos. Porque… ¡sí!, Samuel y yo seremos padres por primera vez de gemelos en noviembre. Otra gran aventura… Pero volviendo a lo de la boda, y por mucho que se diga, decidir casarse es una decisión verdaderamente importante y un momento de gran intensidad en la vida de una persona. Casarse implica comprometerse en una relación oficial y seria de manera indefinida, unirse –supuestamente– de por vida a otra persona, ¡y ello es uno de los mayores y más grandes cambios y retos en la vida de alguien! No sé si será por el lado sagrado de la ceremonia, de los ritos y costumbres que la acompañan, pero el hecho es que una boda siempre es un momento único y especial en la vida de cualquiera.
Inmortalizar el día más bonito de tu vida es necesario
Inmortalizar lo que será el día más bonito de tu existencia es fundamental y necesario, son recuerdos de por vida. Las fotografías, a diferencia de los falsos emoticonos vacíos de emoción, permiten transmitir sentimientos y autenticidad. Contienen a veces aquel “punctum” descrito por Roland Barthes en su ensayo “La cámara lúcida”, un escrito en el que subraya que a través de una foto, buscando el recuerdo involuntario (al igual que Marcel Proust en sus novelas), ésta se convierte así en el testimonio de lo que ha sido, de lo que aconteció, de lo que una vez fue. Bloquea el recuerdo convirtiéndolo en un antirrecuerdo. Barthes ofrece un análisis extraordinario e intimista sobre la fotografía. Si no lo habéis leído nunca, ¡os lo aconsejo a gritos! En fin… Todo ello para deciros que el día de tu boda pones todo tu empeño en salir lo más guapo o guapa posible, prestas por esa misma razón una atención más que particular a tu indumentaria, a tu forma de estar peinado/a o pintada, así como a tu manera de comportarte o de posar… Tanto tú como tu pareja queréis salir guapos para la posteridad, para que cuando con tus hijos o familiares y amigos estéis mirando las fotos, éstos alucinen al veros tan elegantemente vestidos, jóvenes e increíblemente atractivos…
A nosotros, nos pareció por lo menos muy importante inmortalizar de esa forma nuestro compromiso y amor aunque llevásemos casi dos décadas juntos. Pues, a pesar del tiempo, de las pequeñas crisis y demás, Samuel y yo nos amamos y respetamos. Nuestro amor ha seguido creciendo y madurando con nosotros. De hecho, y obviamente, por ello decidimos el invierno pasado pasar por el altar y inmortalizar este día tan especial contratando los servicios del estudio de fotografía ubicado en Zaragoza, Lovely photo. Decisión de la cual, ¡por supuesto!, no nos arrepentimos para nada, porque el resultado final es de lo más bonito, entrañable y emocionante…