A raíz de los desgraciados sucesos ocurridos en las fiestas pamplonicas ha vuelto a saltar a debate el controvertido tema sobre las posibles culpas que pudiera llegar a tener la víctima de un abuso sexual, pero este tema tiene una conclusión muy sencilla: la víctima nunca tiene la culpa.
Que si llevaba la falda muy corta, que si vestía para provocar, que si le guiñó un ojo, que si iba demasiado maquillada o sonreía demasiado, que si le gusta mucho ligar o tontear o hablar con chicos, que si iba pidiendo guerra… ¿sigo? Porque os puedo asegurar que he escuchado barbaridades sobre este tema que pensaba que eran ya cosa del pasado y ahora, que sigo oyendo estos comentarios en pleno siglo XXI me pregunto si no estaremos retrocediendo en el tiempo o es que vamos para atrás como los cangrejos.
Hace un par de meses tuve la desgracia de conocer a un personaje digno de estudio. En mi opinión debió quedar congelado en el tiempo allá por el pleistoceno y por eso ha llegado, intacto, hasta nuestros días un auténtico ejemplar neandertal. Mi tía Amparo me presentó a un compañero de trabajo con el que estaba empezando a “tontear” (gracias a Dios no llegaron a nada). Fue en una comida, algo sencillo en su casa y bastante improvisado a decir verdad, pero lo que podría a haber sido una agradable tarde se convirtió en un abierto debate.
Un tratamiento de belleza el culpable del abuso
Todo empezó cuando mi tía me preguntó si había estado yendo a hacerme el tratamiento facial que le había comentado. Se trata de un tratamiento indicado para las manchas en la piel que ayuda eliminarlas o, al menos, disimularlas. Yo soy muy pecosa y cada verano tengo más pecas en la cara y es algo que, en cierto modo, me ha creado complejo, por eso una amiga de mi madre a la que le ocurría algo parecido me recomendó este tratamiento del que os hablo de este centro de estética en Rubí y acababa de comenzarlo cuando tuvo lugar la comida.
Pues bien, a raíz de esta conversación el hombre se creyó con los derechos suficientes como para hablar de “esa manía que tenemos las mujeres de pretender aparentar lo que no somos”. Cuando dijo esa frase quedé alucinada pero más aún conforme avanzaba la conversación y decía cosas como que la culpa de llamar la atención de algunos depravados es nuestra, por ir siempre tan exuberantes. ¿Pero qué quiere este hombre, que vayamos con burka?
Pensamientos como los de este caballero tenemos por doquier, incluso entre la gente joven. Hay pandillas de niños (porque son niños) de 15 y 16 años, que tratan a sus chicas como una propiedad: les dicen que deben vestir, con quien deben salir, controlan sus movimientos y les piden que les hagan recados y tareas. Pero lo más preocupante es que a ellas les gusta, están encantadas con todo eso.
Debemos abrir los ojos a la sociedad y evitar que ejemplares neandertales como el anteriormente citado sigan conviviendo entre nosotros, ellos deben ser la especie en extinción.
Ante cualquier situación de acoso o abuso llamad a la policía o poneros en contacto con un abogado especialista. En acososexual.net encontraréis mucha información y os asesorarán si es necesario pero nunca volváis a permitir que os hagan pensar que la víctima, alguna vez, pueda ser la culpable del abuso o del acoso.