Hoy vamos a aprovechar el artículo de hoy para proponeros un plan especial de fin de semana, más ahora cuando parece que ha llegado tiempo de otoño para instalarse para largo y ya no es posible hacer otro tipo de actividades al aire libre como ir a la piscina, hacer senderismo o estar en la calle hasta altas horas de la noche. El relax y el enriquecimiento cultural es lo que prima en esta época, de ahí que optemos por pasar la mañana en la clínica de medicina estética Artestética y después por ver una de las exposiciones más esperadas en Madrid sobre el fauvismo.
Y es que aunque que dicen por ahí que es imposible estar feliz durante todo el tiempo, lo cierto es que no nos queda más remedio que intentarlo con todas nuestras fuerzas. Y cuidarnos por dentro y por fuera es una de las mejores formas de hacerlo, de ahí el plan que os vamos a proponer para uno de los fines de semana de otoño.
Se trata de comenzar por vernos bien, por acudir a la clínica de medicina estética de Albacete Artestética para someternos a alguno de sus múltiples tratamientos para encontrarnos sanos y más cómodos con nuestro aspecto. Y después, ya nuevos y rejuvenecidos, por así decirlos, cultivarnos por dentro yendo a visitar la exposición Los Fauves. La pasión por el color, que propone un recorrido por la primera gran vanguardia artística del siglo XX.
Una muy esperada exposición en Madrid
Los fauves, liderados por Henri Matisse, André Derain y Maurice de Vlaminck, removieron los fundamentos del arte de su tiempo con su innovador tratamiento del color, su factura enérgica y su libertad de ejecución. En 1905, sus obras fueron expuestas en el Salón de Otoño, causando tal revuelo entre el público y la crítica que fueron bautizados como fieras (fauves, en francés). Su desarrollo fue tan brillante como intenso: tuvo una vida de apenas dos años, pero su impacto fue extraordinario, sentando las bases para otros movimientos de vanguardia como el expresionismo y el cubismo.
La exposición, compuesta por más de 150 piezas, se articula en cinco secciones ordenadas cronológicamente que presentan la evolución estilística tan intensa que estos artistas desarrollaron en apenas dos años. Además, se incluyen dos pequeñas secciones dedicadas al dibujo y a la cerámica, disciplinas que ayudarán a apreciar la versatilidad y la creatividad que caracterizó a estos jóvenes y audaces pintores.
La primera de ellas está dedicada a los primeros experimentos pictóricos llevados a cabo por los artistas que formarían el grupo fauve durante sus años de formación, donde se puede apreciar la influencia que la pintura de Van Gogh, Gauguin y Cézanne ejerció sobre estos artistas.
En Los fauves se retratan se manifiesta la estrecha amistad que unió a los integrantes de este grupo y que fue clave en la formación y el desarrollo del movimiento. Entre ellos destaca la pareja de retratos realizados por Matisse y Derain durante el verano que pasaron juntos en Collioure.
En la tercera sección de la muestra, Acróbatas de la luz, se pude observar la incidencia de la luz del Mediterráneo en el tratamiento del color de los fauves, que aumentaron intensamente el tono de sus paletas a partir de sus estancias en la Costa Azul, creando las pinturas que causaron sensación en el Salon de Otoño de 1905.
En La fiereza del color se incluyen las obras que los fauves realizaron a partir del éxito del Salon de Otoño, que consolidó su identidad como grupo y les impulsó a continuar sus investigaciones pictóricas. Destacan las vistas de Londres de Derain, así como la incorporación al grupo de los artistas de Le Havre Raoul Dufy, Georges Braque y Othon Friesz, que renovaron de forma brillante el movimiento.
La última sección, Senderos que se bifurcan, presenta los distintos caminos que tomaron los fauves a partir de 1907. La influencia de Cézanne se tradujo en una serie de pinturas de bañistas y de paisajes geometrizantes que preludian el cubismo, mientras que las mujeres descarnadas de Van Dongen, Rouault y Vlaminck anticipan el expresionismo.
La exposició ha sido posible gracias al apoyo de los más de 80 prestadores que han colaborado, entre los que destacan importantes instituciones como la TATE, el Centre Pompidou, el Musée d’art moderne de la Ville de Paris, la Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen de Düsseldorf, el Milwaukee Art Museum o el Statens Museum de Dinamarca, que han prestado algunas de sus obras más emblemáticas. Hay que destacar la generosidad de más de 30 coleccionistas particulares, que han accedido a prestar obras más desconocidas por el público pero de una calidad extraordinaria, que convierten a esta exposición en una oportunidad única para apreciarlas.