Educación sexual y respeto desde la infancia

Estoy hasta las narices de que la sociedad siga culpando a la mujer por todo lo que pueda pasarle y me parece increíble que con todo lo que ha pasado, y seguirá pasando, aún sigan existiendo especímenes masculinos y femeninos que prefieran culpas a la víctima antes que al verdugo en según qué casos. Es obvio que esas personas siguen existiendo hoy en día, solo hay que leer algunos comentarios en Internet o ver la resolución de algunos juicios para darte cuenta, pero comprobarlo en primera persona y ver que quien habla no es más que un chaval da mucho miedo.

Si un hombre de 60 años, tras la violación de una joven, hace un comentario del tipo “es que no tendría que haber vuelto a casa sola tan tarde” o “es que no debería haberse puesto esa ropa tan insinuante” e incluso “es que no debería haberse parado a hablar con esos chavales sin conocerlos” me hierve la sangre. De hecho, empieza a bombearme tan fuerte que a veces creo que voy a colapsar. Pero escuchar frases similares en boca de jóvenes de entre 19 y 25 años no solo provoca en mí cabreo, repugnancia o asco, también me da muchísimo miedo. Terror diría yo.

¿Y por qué? Preguntaréis los menos avispados aunque sé que muchos de vosotros ya conocéis la respuesta. Pues porque si una persona joven sigue pensando de esa forma lo que viene a demostrar es que nuestra sociedad sigue podrida y que muchos de nuestros jóvenes están anclados a la nula evolución de sus padres, o su entorno, lo que provoca que sigan pensando como hace 50 años.

¿Es que no puede vestir una mujer como le dé la gana sin tener que temer la reacción de los hombres? ¿Es que no puede una joven volver a su casa por la noche sin temer un posible ataque? ¿Es que no puede una mujer hablar con unos chicos, aparentemente simpáticos, sin pensar que van a hacerle algo malo?

El chico joven, hombre adulto, u hombre maduro, puede vestir como le dé la gana y cuando le le dé la gana sin tener miedo, puede llegar a la hora que le plazca a casa y en solitario y puede pararse a hablar con un grupo de chicas sin pensar que van a abusar de él ¿verdad? pues el mismo derecho tienen ellas, así de simple y así de sencillo.

Otra cosa es que yo, como madre, y pensando en la seguridad de mi hija, le recomiende e incite a volver a casa siempre acompañada por algún amigo, o que le pida que no se pare a hablar con desconocidos si va sola, sobre todo si no hay más personas alrededor. Pero todo eso no tiene nada que ver, ni lo tendrá jamás, con el hecho de que tenemos el mismo derecho a caminar seguras por la calle, sea la hora que sea y llevemos la ropa que llevemos, además de (por supuesto) no tener jamás la culpa de que un desalmado nos ataque, ya sea sexualmente o de cualquier otra forma.

Es muy triste que por pánico a que alguien pueda hacerle daño a mi hija, decida comprar productos de defensa personal una tienda online de electrónica de Andorra, y es triste por varios motivos. El primero por el mero hecho de tener que hacer esa compra ya que si nuestra sociedad no estuviera tan mal de la cabeza yo no tendría necesidad de proteger así a mi pequeña adolescente. Y el segundo porque como en España no se regula el uso de estos productos, si no quieres tener problemas, tienes que recurrir a su compra en el extranjero.

Es como la pescadilla que se muerde la cola. Por un lado está el hecho de que a pesar de que millones de personas apuestan por el cambio social y legal de esta situación, y lo hacen personas de todos los sectores y estratos sociales, seguimos viendo resoluciones en juicios, y sentencias, que son de chiste. En otras palabras, que en España a veces sale muy barato hacer daño o violar a una mujer. Y por otro lado, encima de que no se nos protege como se debería, no nos dejan comprar productos con lo que poder defendernos.

Yo no digo que deban dar libre albedrío para comprar armas ni mucho menos, pero no estaría de más que regularan el uso de cosas como esperáis de pimienta o similares. Yo no entiendo de leyes, peor tal vez algo así como que está prohibido su uso en todo el territorio nacional a excepción de si su uso es para protegerse de un ataque físico de cualquier tipo. Eso ya permitiría, por ende, su venta en territorio nacional y al mismo tiempo protegería a la sociedad de que un loco con cuatro botes se pusiera a esparcir el contenido de los espráis en medio de la calle sin motivo aparente porque, en teoría, si eso está prohibido se enfrentaría a multas de cárcel por causar daño a la población. ¿No? Supongo que debería analizarse detenidamente todo pero creo fehacientemente que se podría hallar la mejor fórmula para que todo funcione correctamente.

Educar desde la infancia

Ahora bien, dejando a un lado que las madres y padres siempre vamos a hacer lo que esté en nuestras manos para defender a nuestras hijas, e hijos, la realidad es que la base para conseguir esa seguridad es educar desde la infancia para evitar que esos adorables niños de hoy se conviertan en capullos del mañana o aún peor, en violadores.

Siempre existirá la violencia, siempre habrá asesinos, violadores, pederastas o ladrones entre muchos otros delincuentes o, simplemente, gente sin ética ni moral, pero si se educa desde bien pequeños a niños y niñas en lo que es correcto y lo que no, es muy posible que consigamos que esa incidencia en crímenes a la mujer baje notablemente. El problema de esto, como siempre, estará en el entorno en el que crece ese niño, o niña, puesto que si en el colegio le dicen que la niña que está a su lado puede jugar al fútbol igual de mal o bien que él, que tiene los mismos derechos, la misma inteligencia y la misma dignidad pero luego llega a casa y no tiene que hacer la cama porque se la hace su madre, o su hermana (que eso también lo he visto en pleno S.XXI) porque es cosa de chicas, o escucha comentarios sobre las mujeres que no deberían existir, entonces va a ser complicado que entienda correctamente lo que se le está intentando inculcar.

Luego tenemos el problema de la educación sexual. Hay conservadores retrógrados que siguen empeñados en que sus hijos no tienen por qué aprender educación sexual con 12 años, y lo que no saben es que al no permitir esa educación los niños buscan información en Internet, por curiosidad y por morbo, y lo que encuentran es pornografía donde la mujer es un objeto sexual con el que pueden hacer lo que les da la gana. Y eso es lo que aprenden, y eso es lo que luego practican.

Por eso, y para poner un granito de arena en todo esto, en la escuela de mi hija se ha promovido, junto al AMPA, un pequeño concurso de cuentos infantiles que promuevan el respeto a la infancia y a la mujer. Van a participar todos los alumnos mayores de 10 años y los 5 ganadores verán cómo se editan sus cuentos, con estas ilustraciones infantiles de animales, y se publican 50 ejemplares que se repartirán entre los colegios de la provincia para que permanezcan en las bibliotecas y así los profesores de infantil puedan tener acceso a ellos con el fin de narrarlos en clase e incluso prestárselo a los padres para que los lean en casa con los pequeños.

Ojalá pudiéramos hacer copias para todo el país, pero no nos llega el presupuesto. Aunque tal vez no debería hacer falta si en todos los colegios se promoviera algo similar.

Y está claro que por leerle un cuento a los niños y niñas de entre 3 y 6 años no vamos a arreglar el mundo, pero es un paso más hacia la igualdad y hacia la educación en valores y en el respeto a la mujer. La cantidad de acciones similares que se deberían hacer por todo el país, tanto por parte de los colegios como por parte de ayuntamientos tendría que ser pasmosa,  y obviamente ahora mismo no lo es.

Los niños y jóvenes hasta los 16 años, que tienen educación obligatoria en este país, deberían tener todo tipo de asignaturas, actividades y experiencias que nos ayudaran a cambiar este tipo de pensamiento en la sociedad, yo abogo por ello. ¿Y tú?

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